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Ursula von der Leyen logra la investidura como presidenta de la Comisión en 14 días ....

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La ministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen, será la próxima presidenta de la Comisión Europea. Tras ser designada por sorpresa el pasado día 2 por el Consejo Europeo, el pleno de la Eurocámara la ha ratificado este martes en Estrasburgo con una mayoría muy apretada: 383 favor, 327 votos en contra , 22 abstenciones y un voto nulo.

En apenas dos semanas, y a diferencia de lo que ocurre en países como España, Von der Leyen ha logrado vencer el recelo de la cámara, que se alzó en armas tras comprobar que, una vez más, el Consejo había ignorado sus exigencias, votadas por una mayoría potente en reiteradas ocasiones, a favor del polémico sistema de 'spitzenkandidaten'. Ha seducido a socialistas y liberales, mejorado su imagen ante los Verdes, rebajado (algo) la ira de la Izquierda Unitaria y hasta tentado a partidos como el de Ley y Justicia polaco o Cinque Stelle, manteniendo un discurso razonablemente firme sobre la importancia del Estado de Derecho en todo el continente. Ha sido por los pelos, pero es que la Europa actual da lo que da de sí. Hay muchos partidos, muchas familias y la era de las Grandes Coaliciones y de los apaños entre unos pocos a puerta cerrada son cosa del pasado.

En 2014, Jean-Claude Juncker, con una Gran Coalición en marcha, sacó 422 votos, el récord hasta la fecha pero también con el hemiciclo más grande. En 1999, Prodi logró hasta un 63% de respaldo. Von der Leyen, una cristianodemócrata conservadora, llegaba con serios problemas de credibilidad y respaldo. Por ello, apareció en Estrasburgo con un discurso social, verde, feminista y muy europeísta. Exigiendo paridad en su Comisión, un reaseguro de desempleo, un salario mínimo europeo, flexibilidad en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y un New Green Deal, un gran pacto climático con hasta un billón de euros movilizados por el medioambiente en los próximos años. Si alguien hubiera escuchado su intervención sin nombres ni contextos es más que probable que hubiera salido convencido de estar escuchando a la líder de un partido socialdemócrata clásico. Gobernar, en Europa implica coaliciones, consensos y cesiones. Implica, inevitablemente, pactar. Y pactar supone cambiar tu posición, tu discurso electoral y mover, a veces muchísimo, algunas líneas rojas.

"Hay una cultura muy fuerte del pacto en Europa, de sentarse a resolver las diferencias, algo que en España no hay. Ni en la clase política ni en la ciudadanía, que ve la política como un partido de fútbol, donde ganas o pierdes. Me gustaría que España tuviera una cultura de pactos en toda la sociedad. Pero el presidente del Gobierno ni siquiera es capaz de hacer una oferta programática y de división de cargos a sus socios", ha lamentado tras conocer los resultados Luis Garicano, jefe de filas de Ciudadanos y quien negoció con el PSOE en 2016 un pacto de entendimiento.

No lo ha tenido fácil estos días Von der Leyen, y su cara de agotamiento, alivio y un punto de decepción así lo dejaba ver tras escuchar el resultado del conteo. Tas reunirse con los diferentes grupos, y sabiendo que necesita por lo menos el respaldo de buena parte de los socialistas (S&D) y de los liberales, la candidata ha hecho concesiones importantes, retóricas y de programa. Ha escuchado las demandas y lanzado guiños, incluso a grupos como los Verdes que estaba claro que nunca iban a votar por ella. Y se ha salido con la suya. Todos los grupos coinciden en que su primera toma de contacto, hace diez días, fue muy pobre. Pero que con el transcurso del tiempo hizo un curso intensivo de 'pactismo'.

A las 18.00 de la tarde, el grupo socialdemócrata, muy dividido, ha anunciado que respaldarían a la candidata, honrando así el pacto sellado por los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 en Bruselas. Un pacto por el que Von der Leyen se sentará al frente de la Comisión; la francesa Christine Lagarde, en la Presidencia del BCE. El belga Charles Michel en la jefatura del Consejo Europeo. Y el español Josep Borrell será, si es ratificado, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión. Los diputados belgas, holandeses, alemanes, griegos o austriacos se han mantenidos firmes en el 'no', pero el resto de delegaciones, más de dos tercios, han considerado suficientes sus explicaciones, promesas y voluntad.

La mayoría final de Von der Leyen, sin embargo, ha sido más escueta de lo previsto. Desde su entorno lo achacan a que, una vez visto que había suficientes, algunos han optado por romper la disciplina de partido, sabiendo que no alteraría el resultado final. Incluso entre sus propias filas, donde había cierto malestar por el giro a la izquierda en su esbozo de programa. "En democracia la mayoría es la mayoría. Hace dos semanas no la tenía. Hay mucho resentimiento, algo que comprendo bien, sobre el proceso de spitzenkandidaten", ha reflexionado la nueva presidenta.

Minutos ante, Renew Europe, el grupo de los liberales (con 108 escaños) había llegado a la misma conclusión, con apenas tres miembros alemanes reacios. La mayoría final de Von der Leyen, sin embargo, ha sido más escueta de lo previsto. Desde su entorno lo achacan a que, una vez visto que había suficientes, algunos han optado por romper la disciplina de partido, sabiendo que no alteraría el resultado final.

En las próximas horas y semanas habrá rumores, acusaciones y sospechas. La izquierda dirá que es presidenta gracias a los extremistas, y la derecha, que gracias a su giro al lado opuesto. La única realidad es que el voto era secreto, que jamás se sabrá quién dijo qué, y que aunque las líneas generales están claras, los detalles quedarán para especulaciones políticas y periodísticas. "Algunos se han pasado el día mintiendo", reconoce con cierta diversión una fuente parlamentaria.

Lo importante era pasar, todos los saben. Nadie recordará el conteo dentro de cinco años. Pero Von der Leyen ha recibido hoy en Estrasburgo un mensaje también, un rejón sobre lo parco de su mayoría, sobre los límites de su mandato. En un Parlamento fraccionado, si quiere seguir adelante, necesitará algo más que promesas. Porque a la vuelta del verano, la Eurocámara votará de nuevo, a ella y a sus comisarios en bloque. Y hay elementos para los que no basta una mayoría simple, sino que precisarán dos tercios. O al menos que un tercio no vote en contra. Y con el reparto actual, no es que vaya justa, sino que no llega.

"No sé quién me ha votado, sé que ha sido difícil lograr una mayoría", ha explicado en su primera rueda de prensa tras la nominación. "La confianza que han puesto hoy en mí es confianza que han puesto en Europa. Estamos listos para luchar por el futuro en vez de luchar entre nosotros. Esa confianza servirá para afrontar juntos los desafíos que tenemos. La tarea me hace ser humilde", explicó la nueva presidenta ante el pleno.

Casi doce horas antes, la aún ministra se había puesto en pie ante el pleno para intentar lo que su equipo llegó a pensar quera inviable. Arrancó su discurso en francés, evocando a Simone Veil, quien hace 40 años se convertía en la primera presidenta de la Eurocámara: "Ese coraje, esa audacia de las pioneras como Veil, ha configurado mi visión de Europa, y será ese espíritu el que guiará la Comisión Europea que tengo intención de presidir", aseguró logrando los primeros aplausos y apelando a una "Europa de paz, de valores, unida".

De ahí salto al alemán, evocando las "cenizas de la guerra" y afirmando que mientras "algunos se orientan hacia régimen autoritarios y otros tornan hacia el proteccionismo", para la UE "ninguna de esas opciones vale. Queremos multilateralismo, comercio justo, defendemos un orden basado en reglas", afirmó con más aplausos. La mayoría, al final, fue justita, pero su discurso no. Ayer el Parlamento conoció a su próxima interlocutora principal, y estuvo a la altura. Las alianzas van y vienen, pero la talla, en política, siempre se recuerda.

Vía: El Mundo

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